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Mostrando entradas de mayo 21, 2017
Si las piedras de ajedrez se moviesen con facilidad, si los pasos sobre el tablero fueran siempre firmes, si los silencios reflexivos fueran jugadas seguras... no nos enfrentaríamos solo al blanco y negro plano sobre el que se posicionan las opciones que uno dispone: al juego en el que mediante acciones se acerca a la meta, sino al rival, a la inseguridad, a nosotros mismos. Una huella marca la diferencia, y un retroceso sirve para dar dos pasos al frente o para caer lentamente al suelo. Sin embargo, continúa sin cese, y el jugador aprecia sus fortalezas, y debilidades, en ese tiempo medido; así como el observador, ajeno, fija su mirada en cómo los pequeños movimientos le llevan a grandes batallas, y, a sueños, que sin el juego, no sería capaz de imaginarse y verse inmerso hasta conseguirlos.