Entradas

Mostrando entradas de marzo 30, 2017
          Las teclas del piano sonaban; más fuerte, más suave, más estrepitoso, más melódico, mejor, peor: esa es otra cuestión. Dependía mucho de cómo se sintiera aquella mente inquieta, lejana de la realidad más palpable.                 El pentagrama mostraba cada silencio, sonido y duración que se debía emitir y, aún así, este pequeño autodidacta, tan perfeccionista, no podía evitar enfadarse consigo mismo.          Se preguntaba si realmente era aquel el sueño por el que merecía la pena vivir o morir. Le parecía como si hubiese regresado una tribu y, con los tambores, ofrecieran un sacrificio a la perfección buscada y perdida de esa melodía.  «¡Lo dejo!» exclamó. Se levantó y, ante el mismo pensamiento de fracaso, se sentó de nuevo.          Si lo intentaba, el perfeccionismo le hacía dudar de su corrección y, si no lo intentaba, lo juzgaba, o más bien se juzgaba a sí mismo, por falta de trabajo duro e intento de superación, por ni siquiera intentarlo.               A