Cuando hablen los ojos, que los labios se cierren, que la cabeza se dirija al frente, que las manos queden tranquilas, que las orejas escuchen lo que fue anteriormente imposible de transmitir. Cuando te encuentres frente una mirada transparente, pregúntate por qué, por qué el resto del cuerpo permanece quieto, inmóvil, o en continua agitación. ¿Qué desean transmitir? Los párpados no impiden ver, y la ilusión o las lágrimas de tristeza, frustración, de alegría, de satisfacción, de merecimiento, nublan la vista pero no la percepción de la realidad absorbida por tan diminutos portales. Pasado, presente, futuro. Cuánto albergan dos pupilas, iris y esclerótica: Remordimientos, logros, recuerdos, ambiciones, sueños, historias, palabras dichas, pensamientos, conversaciones repetidas, ideas silenciadas, frases inspiradoras. Todo, tras los portales, alcanzadores del cielo, de las estrellas, ...
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